La falsa felicidad
Tengo muchos amigos que venden la vida viajera
como el camino hacia la felicidad, pero sinceramente estoy en desacuerdo.
Mi familia y amigos saben lo “pata caliente”
que soy, saben que amo viajar, amo moverme entre las montañas, los ríos, los
desiertos, las playas, la selva, el llano y todo lo increíble que nos da la
madre tierra. Sin embargo, no estoy de acuerdo con los viajeros que venden ese
estilo de vida como el camino hacia la felicidad absoluta y la realización personal.
A lo largo de mi vida he conocido viajeros que
solo están buscando turismo sexual, psicodélico y alcohólico. No creo que eso
sea ser feliz. Personalmente pienso que el único viaje que puede conducirte
hacia la realización personal y a la felicidad es el viaje que hacemos hacia
adentro.
Conocerte realmente en la luz y en la sombra,
aceptar incluso aquello que es parte de ti pero que no te gusta y trabajar en función
de mejorarte; abrazar esas cosas que has vivido a lo largo de tu vida y que te
han herido profundamente, perdonar a los que te han lastimado y sobre todo
perdonarte a ti mismo, entender que el amor que nos han enseñado a buscar
afuera, esta única y exclusivamente en nuestro interior. Absolutamente todas
las personas que estamos vivas, tenemos una historia a cuestas, unas más
complicadas que otras, así que es sumamente importante ser compasivos. Contigo,
con todos.
La buena noticia es que no necesitas viajar al
fin del mundo para comenzar ese viaje, basta con mirarte al espejo y ser
honesto contigo. Mira lo que te gusta de los demás y búscalo en ti y si no
tienes esas cualidades entonces hazlas florecer. Mira lo que no te gusta de los
demás y revisa si realmente tú no eres así también, y de serlo, trabaja en
ello.
Nunca somos tan “santos” como para no haber
hecho daño a nosotros mismos, a otros, al mundo… así que dejemos de ser hipócritas.
Sólo así podremos ser conscientes de cada uno de nuestros pensamientos, palabras
y actos.
¿Viajar te expande? Sí, es cierto. Pero sólo
vemos lo que estemos preparados para ver. Puedes darle la vuelta al mundo y no
aprender nada sobre el amor, la vida o la felicidad. Puedes salir en tu propio
barrio y ver los milagros de la cotidianidad.
¿El camino es fácil? No, es duro. Porque la
vida no es rosada, la vida es un millón de colores… desde los más brillantes,
hasta los más oscuros. La luz y la sombra nos acompañan cada día y nos han
acompañado por muchos años. Hay risas y llanto. Hay alegría y tristeza. Todo
junto.
Cualquiera que sea tu creencia, la verdad es
que nos acompaña un cuerpo, una mente y la energía. Estamos acostumbrados a
hacernos daños inconscientemente con lo que comemos, con lo que pensamos y con
lo que sentimos. De nuevo: sólo mírate al espejo. Tú eres tu sustento, tu amor,
tu compañía, tus decisiones, tus actitudes, tus palabras, tu sentir.
También tengo que decirte un par de cosas más: cambiamos,
cada día. Los aprendizajes no paran hasta que estemos muertos (No puedo hablar
de lo que hay más allá de la vida, porque no he estado allí aun) y
absolutamente nadie en la tierra está aquí para cumplir tus expectativas, así
que deja de ponerlas en la espalda de otros.
Estoy en el viaje… hacia adentro. Estoy en
camino. Tal vez eso es todo lo que hay.
No me creas nada de lo que digo. Sigue tu intuición. Ámate, respétate, explórate.
Un abrazo cósmico.
Un abrazo cósmico.