Gota fría
El 29 de octubre de 2024, la provincia de Valencia (España) fue afectada por un desastre asociado a una depresión aislada de niveles altos (por sus siglas en español, DANA). Lo que generó lluvias torrenciales. También, provocó el fallecimiento de más de 200 personas, además de producir cuantiosos daños materiales.
Me ha tomado por sorpresa, de forma grata, observar la reacción del pueblo español. Específicamente, de la Comunidad de Madrid. Cada día, puedo ver en las redes sociales las recaudaciones de comida y todo tipo de insumos para los afectados. Incluso, se organizan grandes conciertos y verbenas para recolectar dinero con el mismo fin.
Muchos se ofrecieron como voluntarios para apoyar en la limpieza de la zona. Es hermoso ver la solidaridad que muestran con sus acciones hacia los valencianos. Me hacen volver a creer y a tener esperanza en la humanidad; cosa que creo que se ha perdido un poco en el país donde nací.
Tuve la oportunidad de apoyar la causa con la compra de unos buñuelos que estaban vendiendo un grupo de ciudadanos, en su mayoría valencianos. Por lo que aproveché de preguntar sobre las motivaciones que tienen para colaborar. Algunos explicaron que lo hacen porque son valencianos o tienen familia allí, por lo que la situación los toca de cerca. Otros, por empatía, y algunos por temas políticos.
De cualquier forma, pienso que el hecho de vivir en un país en el cual se tienen cubiertas la mayoría de las necesidades básicas, como la subsistencia, la protección, el ocio, la libertad (por mencionar algunas), se abre un espacio para la colaboración.
Esto me hace recordar de cuando se viaja en avión y te dan las indicaciones de seguridad: al caer las máscaras de oxígeno, primero debe ponerse tu máscara antes de ayudar a otros. Lo menciono porque en mi país, a la mayoría de venezolanos, al vernos encontrarnos en un modo de supervivencia, nos resulta difícil pensar, considerar o poder ayudar de alguna manera a otros.
Sin embargo, esta situación me hace
reconfirmar la importancia de la calidad de vida para poder desarrollar la
cooperación en una sociedad. Además, darle un doble mérito a quienes, a pesar
de los pocos recursos que poseen, brindan lo mejor de sí.